“EL REGRESO A LA NUEVA NORMALIDAD”

EN EL MARCO DE LA IMPUNIDAD, CORRUPCION Y CAPITALISMO – Por: Domingo Hernández Ixcoy – Asociación Maya Uk’u’x B’e, Julio 2020

Presencia de fuerza aérea del ejército de Guatemala en el municipio de El Estor Izabal como medidas del estado de sitio decretado por el gobierno de Guatemala. foto: Barrio La Unión

El “Regreso a la Nueva Normalidad” ya forma parte del discurso de analistas políticos, empresarios, gobernantes, cada uno tendrá su propia interpretación lo que significa e implica para sus intereses, para nuestros pueblos el regreso a la nueva realidad es un futuro incierto ya que los efectos que produce la pandemia, la muerte, el miedo y la inseguridad se suman a la gran cantidad de injusticias y desigualdades acumulados durante cinco siglos expresadas en: el racismo, la explotación, la violencia, la criminalización, la hambruna, la migración forzada, aunado a los despojos en nuestros territorios, que son problemas estructurales que se expresa ahora en el modelo económico neoliberal, como continuidad del despojo iniciado en la colonización, continuado con la fundación de la república de Guatemala, que desde sus orígenes se caracterizó por corrupto, explotador y que se fue perfeccionando con el pasar del tiempo, en una organización delincuencial institucionalizada.

Este Estado guatemalteco de origen colonial tiene como único proyecto al sistema capitalista neoliberal y al neocolonialismo histórico manifestándose en todos los aspectos sociales, religiosos, culturales, ideológicos y políticos, que a través de sus acciones sanguinarias se viene imponiendo con religión, sangre y fuego en nuestro territorio de Abya Yala, (América Latina) a manera de ejemplo, a través de la espiritualidad han querido convertirnos en pueblos pasivos, convencernos que los problemas económicos y sociales se resolvería construyendo iglesias, rezando, cantando, cargando imágenes, ayunando, haciendo vigilias y además auto-culparnos de los problemas en que vivimos, estas ideas son de herencia colonial y capitalista que ha logrado en parte su objetivo, hay indígenas que vienen rezando generación tras generación desde hace quinientos años, pidiendo perdón por pecados que nunca cometieron o jamás los van a cometer; aunado a esto la sangre derramado en el continente, solo para mencionar algunos ejemplos: la quema del Templo Mayor en la ciudad de Tenochtitlan (hoy ciudad de México) seguidamente la quema de la ciudad maya de Q’umar Kaj, convirtiendo en cenizas nuestra ciudad y nuestros gobernantes K’ichees, estas acciones se vienen repitiendo a través del tiempo, basta recordar la quema de nuestras compañeras y compañeros en la Embajada de España en enero de 1,980 y las acciones genocidas del ejército en contra de nuestras comunidades durante el conflicto armado interno, son métodos criminales que se siguen utilizando en la actualidad en los desalojos a las comunidades en diferentes regiones quemando sus cultivos y humildes casas por policías, ejército o bandas paramilitares para arrebatarles sus tierras para entregar a la oligarquía para los monocultivos y los megaproyectos.

Durante doscientos años hemos sido dirigidos por gobiernos incapaces (salvo los diez años de la revolución democrática 1944 -1954) sin visión nacional, sin ser estadistas, mucho menos con capacidad de construir un proyecto que sienta las bases para salir del subdesarrollo y encaminar al país que merecemos todos los habitantes de este territorio.

Para continuar con el proyecto neoliberal, el actual gobierno desde que inició su gestión ha estado imponiendo estados de sitio en diferentes lugares del país, una clara evidencia que a través del terror impone los intereses oligárquicos y un claro mensaje para encaminar a la militarización, amedrentar a las comunidades y la sociedad, en especial a los que defienden los derechos humanos y los derechos de la Madre Tierra, también son acciones para mostrar el carácter autoritario y con ello cumplir con el papel delegado por el poder político, económico y militar para ganar la confianza total a su gobierno.

Las acciones del ejecutivo se complementan con el legislativo que desde el Congreso de la República el pacto de corruptos está aprovechando los efectos de la pandemia y el confinamiento ciudadano, para ir alineando a las diferentes Cortes del país, y asegurar la impunidad y corrupción para los años venideros, estamos entonces ante una situación descarada el pueblo enterrando a sus muertos y los delincuentes aprovechando para saquear la casa. El pacto de corruptos que viene funcionando desde los gobiernos anteriores alcanza su máximo nivel en la administración con Otto Fernando Pérez Molina, Jimmy Morales, se consolida con el actual gobierno en coordinación con el pacto de corruptos en el Congreso actuando con prepotencia, desobedeciendo resoluciones de la Corte de Constitucionalidad y desarrollando ataques brutales en contra de la Procuraduría de Derechos Humanos, en alianza con las iglesias evangélicas conservadoras, pentecostales entre otras denominaciones, que son parte importante de una misma estrategia de corruptos, que también arremeten contra jueces y juezas y, para asegurar el status quo estos grupos mafiosos, también le apuestan a la cooptación de dirigentes sociales y comunitarios, creación de pseudo-líderes para quitarle la bandera a las demandas sociales, desde la asesoría militar no se descartan acciones represivas utilizando viejos métodos contrainsurgentes, infiltraciones en los movimientos sociales, creación de grupos de choque en los territorios, persecuciones, encarcelamientos, asesinatos sin descartar posibles masacres para la consecución de un nuevo genocidio en contra del pueblo.

En nuestro país y en el orbe enfrentamos una crisis de larga duración provocado por el sistema capitalista como: la crisis ambiental, la crisis energética, la crisis alimentaria y la crisis financiera, agudizado con la pandemia, aumentando el empobrecimiento a millones de seres humanos y con ello la ingobernabilidad. Ante esta situación surge la necesidad de repensar, reanalizar, reorganizar, re-actuar y rediseñar alternativas surgidas desde la participación activa de los pueblos y para los pueblos, que nos lleve a replantear cambios estructurales de Estado, para no seguir profundizando la opresión, el sometimiento, la marginación y la continuidad del racismo colonial que continua hasta nuestros días como práctica de los descendientes de los primeros invasores.

El capitalismo donde quiera que opera, por esencia es violento, basta mencionar el asesinato del afroamericano George Floyd, asesinato que conmovió al mundo y al pueblo norteamericano, un pueblo que ha sido parte importante en la historia de resistencia por cambiar las estructuras de opresión, es de recordar la masacre de los mártires de Chicago 1,886, que años después dio origen a la celebración del primero de mayo como día internacional de las y los trabajadores y la masacre e incineración de mujeres en la fábrica de Nueva York el 8 de marzo de 1,908, y por ello la celebración del día internacional de las mujeres en diferentes partes del mundo, como algo paradójico estas dos fechas no se celebra en el corazón del imperio, dos fechas tan importantes para la humanidad, tampoco se recuerda las movilizaciones del pueblo norteamericano en contra de la intervención norteamericana en Vietnam a finales del siglo pasado.

Y esto tiene una explicación, y es que en los Estados Unidos, sin importar que partido ejerce el gobierno, Demócratas o Republicanos, han venido engañando a su pueblo comprometiéndolo en guerras intervencionistas y genocidas en diferentes partes del mundo, con tal de mantener la ambición insaciable del sistema capitalista en beneficio del gran capital transnacional, la rebelión en contra del racismo del pueblo norteamericano es la expresión del rechazo a esa hipocresía política de sus gobernantes que se presentan como paladines en derechos humanos y defensores de la democracia, mientras que en ese país opera como política el racismo, la explotación bárbara y la xenofobia hacia los afroamericanos y los migrantes. El gobierno de los Estados Unidos y los gobiernos capitalistas satélites del imperio, mas parece que pretender aprovechar la pandemia para diezmar a su población y a la población a nivel mundial empobrecido que sería un genocidio a escala mundial, cada gobernante aliado del imperio vienen actuando de manera irresponsable e inhumano ante esta pandemia con un claro desprecio por la vida de los pueblos, cumpliendo a cabalidad la lógica capitalista basada en la acumulación de riqueza y que solo le interesa la explotación a millones de seres humanos.

Las guerras intervencionistas del imperio, son acompañados con la masificación de sectas protestantes provenientes de los Estados Unidos e Israel, incrementándose últimamente la presencia de estas sectas que tienen alcances a nivel de Abya Yala, solamente en Guatemala según el Registro de Personas Jurídicas -REPEJU- del Ministerio de Gobernación, del año 2,013 al 2,018, se inscribieron más 1,087 iglesias evangélicas, con la única intención de seguir evangelizando, amansando a la mayor cantidad posible de la ciudadanía, y con esto desviar la exigencia de nuestros derechos, ocultar las injusticias, apaciguarnos, despojarnos de nuestra identidad milenaria, desligarnos de la defensa de nuestros territorios, de nuestra historia milenaria y de nuestra economía a través de los diezmos y limosnas para mantener a curas, pastores y sus familias. Y así, olvidarnos a nosotros mismos, a nuestra comunidad y a nuestros territorios, por medio de la enajenación y alienación.

La nueva normalidad, se debe redefinir en una nueva política exterior, que tenga como primicia la autodeterminación de los pueblos, ante la política injerencista del Imperialismo Norteamericano, que viene fungiendo como actor principal del genocidio en diferentes partes del mundo y fue un actor determinante de la contrarrevolución de 1,954 en Guatemala, que puso fin a un proceso democrático de largo aliento para los pueblos y, este mismo imperio sigue promoviendo nuevas invasiones a países que buscan su autodeterminación en diferentes partes del mundo, basta recordar el golpe de Estado contra el pueblo y el gobierno Boliviano que estaban en proceso de construcción de un nuevo Estado Plurinacional. Es un Imperio que desarrolla guerras a través de la psicología, de bloqueos económicos, amenazas latentes de nuevas intervenciones militares de forma directa o a través de grupos mercenarios, promoviendo ataques sistemáticos a la infraestructura a los países que no siguen sus dictámenes como lo está haciendo en contra del pueblo y gobierno bolivariano de Venezuela y al pueblo Cubano países que tienen como principio el derecho a la salud, la educación, el arte y la alimentación, hemos sido testigos de la solidaridad del pueblo cubano que como principio humanitario internacionalista brinda el apoyo a otros países desde hace varias décadas y ahora en primera línea combatiendo la pandemia incluyendo a países del “primer mundo”.

El otro actor importante en esta complejidad social, es el papel que juegan los medios de comunicación tradicionales que masifican mensajes avalando el proyecto neoliberal como modelo de desarrollo y restando importancia a la denuncia ciudadana en contra de los megaproyectos, de la impunidad, corrupción. Son medios de comunicación que resaltan los programas asistencialistas y paternalistas del gobierno para ir profundizando el conformismo social, y para esto se contribuye con la mercadotecnia y publicidad, donde se utiliza la psicología de las masas, de los colores, slogan, imágenes, mensajes subliminales con el fin de dominar a los pueblos. Estos medios de comunicación por experiencia saben que repetir miles de veces un mismo eslogan logran convertir la mentira en verdad.

Los medios de comunicación masivos, siempre han jugado un papel importante a favor de los gobiernos represivos y corruptos manipulando, tergiversando informaciones, fueron activos en los ataques a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala – CICIG-, que había logrado desbaratar una parte de las estructuras criminales enquistados en el Estado. Actualmente estos medios de comunicación le dan tanta publicidad a la entrega de mil quetzales a familias entre los millones de empobrecidos, dinero que otorga el ejecutivo, monto que más parece burlarse del hambre del pueblo ya que dicha cantidad que se recibe mensualmente se necesitaría doce años y medio para equiparar con lo que gana el presidente en un mes, de ciento cincuenta mil quetzales, que lo convierte en uno de los mejores pagados en el continente.

Es importante decir que antes de la pandemia, la sociedad en general no estábamos viviendo una vida normal, estábamos en una situación anormal, pero los medios de comunicación tradicionales como la Radio, Prensa y Televisión se encargaron hacer normal lo anormal a través de la desinformación moldeando comportamientos, generando actitudes tolerantes a la corrupción e impunidad de autoridades estatales y la oligarquía, pero además, estos medios de comunicación se encargan de promover el individualismo, inculcan falsas expectativas, generan confianzas y desconfianzas, crean necesidades secundarias, como las adicciones a las comidas y bebidas industrializadas (chatarras) que nos vulnera ante las enfermedades actuales y venideras. Pero también es importante recalcar que se generan enfermedades mentales por medio de programas con doble moral que despolitiza e hipnotiza a las grandes mayorías como: las novelas, caricaturas, películas que son verdaderas apologías a la violencia, al machismo y el acoso a las mujeres, creando fanatismos religiosos, deportivos, estos medios de comunicación influyen en determinar los votos electorales y en los momentos difíciles como las que se enfrenta actualmente, juegan y manipulan nuestros sentimientos, creencias espirituales, acuñados por gobernantes con eslogan engañosas y de sometimiento como: «Hagamos grande Guate» «Lo bueno vuelve» “Tienen miedo porque vamos a ganar” «Guatemala es primero» «No más políticos, es tiempo de los ciudadanos» «Somos familia, somos lealtad y cada día somos más». «Guatemala merece ser libre». «Los buenos somos más» «No nos van a amedrentar, vamos a trabajar muy duro» «Guate nos une», “pero sobre todo que Dios bendiga a Guatemala”.

Queda claro que las grandes corporaciones de la comunicación solo operan para los intereses oligárquicos y corruptos, evitan abordar las estructuras que generan los problemas sociales, además se oponen a la libertad de comunicación de los pueblos y comunidades y desde el poder que tienen, juegan un papel importante en la criminalización, estigmatización a los medios alternativos que están al servicio de las comunidades en especial a las radios comunitarias.

Por eso, la nueva normalidad, no debe ser para dejarnos llevar por la desinformación, seguir votando en las elecciones por corruptos, nuestros verdugos, los que asesinaron a los habitantes de nuestras comunidades, pueblos y ciudades, pero los elegimos como gobernantes con los resultados que tenemos ahora un Ejecutivo y Legislativo operadores de la impunidad al servicio de la oligarquía y de los militares y de la oligarquía transnacional, por eso dejar la gobernanza en manos de estos impunes y corruptos es lo peor que nos puede pasar. Que el regreso a la nueva normalidad no sea para que nos sigan engañando a cada cuatro años, es también para no seguir creyendo en partidos políticos que se ofrecen como alternativas para solucionar los problemas sociales, pero que solo han servido para debilitar y dividir a las comunidades. El regreso a la nueva realidad significa no seguir recibiendo con el Xukulem (ceremonia maya) a candidatos y vestirlos con la indumentaria maya, porque esta acción se convierte en un acto de amar al opresor, al racista y permitir la continuidad de la opresión colonial; con la nueva normalidad se debe encaminar necesariamente a descolonizar nuestras actitudes, comportamientos, nuestras palabras, mentes, corazones, ojos, oídos, sentimientos, conceptos, para ir descolonizando nuestra historia.

La nueva normalidad es seguir denunciando al gobierno, asesorado por oligarcas y militares, siendo estos preparados en escuelas norteamericanas e israelitas, los mismos que se enorgullecen que salvaron a Guatemala del “comunismo” durante el conflicto armado interno a costa de masacrar a mujeres, hombres y niñez en las comunidades. La nueva normalidad debe ser para un cambio de actitud y comportamiento social, no ser indiferente ante la muerte de miles de mujeres portadoras de identidades y culturas garantes para que la especie humana tenga continuidad. Por eso se necesita levantar campañas de consciencia y de denuncias contra la violencia de género, la trata de personas, el racismo, la xenofobia.

Extracción industrial en el municipio de El Estor, Izabal, actividad suspendida por resolución de la Corte de Constitucionalidad por violación de convenios internacionales de incumplimiento de consulta previa e informada a comunidades indígenas del área. foto: sd

La nueva normalidad significa también cuestionar al ejecutivo, para que no siga en la terquedad del proyecto neoliberal priorizando los megaproyectos como: los monocultivos, las minerías, la explotación petrolera, poniendo los ríos al servicio de empresas hidroeléctricas, dejando con hambre a miles de personas que viven del caudal hídrico, siendo estos megaproyectos los responsables de la destrucción de la Madre Tierra, desorganizando y destruyendo el tejido de vida; donde llegan los megaproyectos termina la paz y la armonía en nuestras comunidades y se profundiza el empobrecimiento, por eso decimos cuando nos hablan de desarrollo es para las grandes empresas y no para nosotros. También se debe denunciar las acciones del gobierno como la condonación a deudas millonarias afectando la recaudación fiscal que representa uno mas de los saqueos atroces para el pueblo, ya que no permite un desarrollo social y con ello obligando a la migración de millones de personas que no encuentran posibilidades de trabajo terminan buscando nuevas oportunidades fuera de nuestras fronteras para mantener a flote la economía nacional que desgraciadamente ha servido para mayor enriquecimiento a la misma oligarquía colonial.

La nueva normalidad debe ser para realizar cambios profundos en la justicia estatal que ha sido cooptado casi en su totalidad al servicio de la oligarquía nacional y empresas transnacionales, con una fiscal a la medida de los intereses de los corruptos y genocidas, jueces aplicando una justicia de escarmiento continuando con una línea de justicia de herencia colonial que aplicaron en contra de nuestras abuelas y abuelos que se rebelaron de forma permanente en contra del sistema colonial, esa misma historia se refleja en la justicia actualmente que parcializa resoluciones y jurisprudencias, criminalizando a líderes, lideresas y autoridades indígenas, por defender los derechos humanos y de la Madre Tierra, por lo que nos solidarizamos con los jueces y juezas en su lucha por aplicar de manera correcta la justicia, que a pesar de las amenazas son incorruptibles e incansable en la lucha contra la corrupción.

Para la nueva normalidad, se deben crear leyes que protegen la riqueza de los pueblos en sus territorios, su identidad y no permitir que en cada emergencia nacional, los primeros beneficiarios sean la oligarquía de este país, los primeros en victimizarse, los primeros en ser atendidos, enriquecidos a costa de nuestra desgracia, que ahí si proclaman el intervencionismo de Estado para rescatar a sus empresas y les inyectan millonadas de dinero a su economía, promoviendo la corrupción, endeudando al pueblo y manteniendo la marginación, dejando a un lado el apoyo a la economía comunitaria y campesina que es el soporte de la alimentación en todo el país.

El Estado desde sus orígenes basada en el sistema capitalista por esencia es corrupta, en el idioma maya k’iche’ el término corrupto es: eloq’om o Elaq’omab’ si es en plural, que literalmente es “ladrón o ladrones, rateros”, con gente que promueven este sistema jamás se puede construir un país, porque se roban todo lo que pueden, por eso en la nueva normalidad se debe dotar al pueblo de sus derechos y una educación transformadora anticolonial determinante para la construcción de una nueva sociedad, por lo que es importante decir que los poderes fácticos son los únicos responsables del deterioro de la salud, la educación, la inseguridad y el desequilibrio ambiental.

foto: FUNDEBASE

La nueva normalidad debe promover nuevas formas de desarrollo contrarias a lo que se impulsa desde el sistema capitalista, necesitamos de un nuevo concepto de desarrollo que debe surgir desde los pueblos para tener como política la soberanía alimentaria como estrategia de vida, ya que el desarrollo que promueven los ricos descansa en la economía de muerte anclada en el consumismo, la explotación bárbara de los seres humanos y de la Madre Tierra, flagelo promovido desde distintas instancias estatales. Por eso es importante decir que el desarrollo de los pueblos jamás vendrá de los ricos, pensar en esto, es creer que el tigre se vuelve vegetariano, o “encontrarle el lado cuadrado del círculo” ¡Aclarando¡ “los pobres no vivimos por los ricos, ellos viven en la opulencia a costa de la explotación de nuestro trabajo”, en otras palabras … los pueblos pueden alcanzar su pleno desarrollo y bienestar sin la clase parasitaria.

La nueva normalidad, significa que el Estado debe impulsar programas en los diferentes medios para la sensibilización social para superar el racismo histórico en contra de los pueblos indígenas siendo los principales creadores de la riqueza cultural, económica del país, pero son utilizados por las empresas y el Estado para el atractivo turístico que no vienen a admirar las construcciones modernas de la ciudad ni las grandes mansiones de los ricos en ciertas zonas de la capital o en otras partes del país; el turismo viene a conocer los lugares vivos de la gran cultura milenaria del pueblo mayab’ que a pesar del racismo y del empobrecimiento mantienen firme una identidad y una cosmovisión. Pero la esencia de la política de Estado es la mercantilización de la herencia milenaria de nuestros pueblos como la que pretende hacer con la Ciudad Milenaria el Mirador en Petén y en otras partes del país.

En la nueva normalidad, se debe revisar el papel que juegan los Consejos Comunitarios de Desarrollo -COCODES-, legalizados para descentralizar el desarrollo de las comunidades y colonias, pero muchos terminan siendo manipulados, usados como mensajeros para alcaldías municipales y los vuelven agentes represivos en contra de sus mismas comunidades e inmiscuidos en actos de corrupción e impunidad que dañan los valores comunitarios.

Para la nueva normalidad, es de gran importancia que maestras y maestros evalúen y cuestionen el papel de la dirigencia magisterial, que viene despolitizando a sus agremiados pactando y defendiendo a gobiernos corruptos, un magisterio alejado de los problemas sociales, mermando sus demandas en pactos colectivos para que les lleguen pequeñas migajas de la corrupción, acciones que manchan la historia de grandes luchas de los educadores que históricamente vienen enfrentando y denunciando las injusticias, las dictaduras militares, como la Maestra María Chinchilla Recinos asesinada en la dictadura de Ubico y los cientos de maestras y maestros asesinados, secuestrados y desaparecidos en la política de contrainsurgencia entre los que se cuenta el asesinato a Mario Mujía Córdoba, en el departamento de Huehuetenango, el mes de julio de 1978.

Se necesita de manera urgente una refundación de la educación porque no es posible que desde primaria hasta la carrera universitaria, siga prevaleciendo una enseñanza colonizante, racista, clasista, machista y alienante, vetando el conocimiento de la historia y resistencia de los pueblos originarios, una educación alejado de los conocimientos de los problemas sociales, se debe revertir la política educativa que solo preparan profesionales técnicos al servicio de este sistema de corrupción e impunidad.

foto: FUNDEBASE

La educación debe ser liberadora de consciencia recuperando los principios de honradez, una educación para elevar el conocimiento en general sobre los problemas sociales, que promueve el cuidado a nuestra Madre Tierra. Es inconcebible que mientras se amplía el corredor seco, por otro lado, aumentan las licencias de concesión de nuestros territorios desde las instituciones estatales para empresas madereras que vienen acabando con las montañas y, por otro lado aplicando leyes estatales que castigan a los comunitarios que cortan un árbol para el uso familiar aunque éstos por generaciones han convivido y respetado su espacio territorial, conocedores de la regeneración de los bosques y montañas que los consideran sagradas y determinantes para la vida.

En la nueva normalidad es importante promover y recuperar las reflexiones, la crítica y la autocrítica para llegar a nuevas síntesis del pensamiento en los movimientos sociales, en los partidos de Izquierdas y pueblos indígenas, para ir cuestionando los efectos del colonialismo, el capitalismo el consumismo, el individualismo en cada uno, recuperando y poniendo en práctica, la transparencia, la solidaridad, la justicia, los derechos de los pueblos para ir superando los discursos que exaltan la unidad pero son incapaces de articularse en los momentos coyunturales decisivos y necesario para iniciar el cambio que necesita nuestro país. Igualmente superar el sectarismo, el culto a la personalidad, la necesidad impostergable de la articulación hacia un programa que contempla las demandas de todos los sectores sociales y de los pueblos originarios, todo proyecto organizativo que se arroga el derecho de su propiedad las demandas sociales no contribuyen para la unidad de acción.

Debe sentarse las bases de una articulación para que las generaciones actuales y venideras tengan una nueva práctica política, alcanzando pactos entre diferentes actores sociales para avanzar en las diferentes coyunturas. Para no permitir que se tenga que pagar deudas millonarias contraídas anteriormente y aumentado como nunca en la historia del país, justificando que es para enfrentar el coronavirus, pero la mayor parte de esas millonadas va a parar en bolsillos de corruptos, militares y la oligarquía.

Para amortiguar los efectos de la deuda el gobierno seguramente promoverá concesiones con empresarios nacionales y transnacionales siguiendo con el despojo en los territorios de los pueblos indígenas, es una política sin escrúpulos que va robando el futuro de la niñez y va dejando una juventud sin un horizonte claro para las próximas generaciones y con ello anulando la posibilidad de construir la democracia y la reproducción y retroalimentación natural de nuestra Madre Tierra.

El coronavirus vino a destapar aún más los problemas estructurales y coloniales que los pueblos y organizaciones sociales han venido denunciando por años, la situación de opresión que se instaló desde hace cinco siglos sobre nuestros pueblos. Por eso hoy debemos asumir el compromiso en la necesidad de la formación política sobre las estructuras de opresión para que entre todas y todos vayamos creando un nuevo paradigma político, económico, social, educacional, dejando claro que el Estado que está por cumplir los doscientos años de existencia, ha sido una falacia constitucional cuando afirma que: Guatemala es un Estado libre, independiente y soberano, organizado para garantizar a sus habitantes el goce de sus derechos y de sus libertades. Su sistema de gobierno es republicano, democrático y representativo.” En la realidad no es nada de eso ya que no se pensó para servir a los pueblos sino un instrumento de dominación y de represión al servicio de los grupos dominantes.

El coronavirus el NIM YABIL2 (enfermedad grande) su impacto mortal debemos tomarlo como llamada de atención para que nos demos cuenta que con el sistema capitalista estamos creando nuestra propia autodestrucción de toda la humanidad, al dejarnos llevar por el conformismo, el consumismo que desde hace algunos años viene socavando la salud de los pueblos, la pandemia no es la causante de los miles de muertos sino el sistema capitalista que pregonan los Estados que han hecho de la salud, la educación y la alimentación un lucro. Esta situación nos lleva a la necesidad de cambios profundos desde nuestra forma de pensar, de actuar comenzando con nuestra forma de comer para dar paso a la recuperación de nuestra propia forma de alimentación basada en lo que nos proporciona nuestra Madre Tierra para reconstituir nuestro ser individual y colectivo, cuidar y defender nuestros territorios para que no entren las enfermedades grandes, tampoco los megaproyectos que vienen a explotar los bienes naturales, si bien es cierto que esta pandemia vino para quedarse pero tarde o temprano habrá vacuna para controlarlo, pero la ambición de los corruptos y de los grandes ricos nacionales y extranjeros encabezado por el imperialismo no existe cura ni vacuna, la única respuesta para resguardar nuestras vidas y la vida de nuestra madre tierra es la articulación de nuestras organizaciones comunitarias, colonias y barriales, para fortalecer la solidaridad entre pueblos y diferentes sectores sociales a nivel nacional e internacional, fortalecer y promover la recuperación de nuestra memoria histórica, nuestros conocimientos sobre nuestros derechos, conocer la historia de resistencia de otros pueblos hermanos del mundo. La oligarquía no nos ha dominado por ser indígenas o por ser de otros sectores sociales, sino por la falta de formación, organización, articulación y participación.

Desde el Estado ya se anuncia la reactivación económica pero no permitamos que sea una reactivación que se convierta en mayor explotación hacia las y los trabajadores ya que la ambición oligárquica no tiene límite para enriquecerse, seguramente intentará aprovechar el empobrecimiento de los pueblos para imponer salarios de hambre y para seguir profundizando la destrucción de la Madre Tierra, por eso el pacto de corruptos en el Congreso como operadores políticos de la oligarquía-militar se han lanzado a desmantelar los pocos espacios para la democracia existentes como la Corte de Constitucionalidad y la Procuraduría de los Derechos Humanos, con la intención de debilitar la incipiente democracia, ya que para ellos las crisis se convierten en oportunidades para que sigan acumulando dinero y poder.

El regreso a la nueva normalidad, debe ser determinante para ir construyendo las bases para la construcción de un nuevo Estado Plurinacional que brotará como obra común de todos los sectores sociales y pueblos indígenas y un homenaje a hombres y mujeres caídos desde la invasión europea hasta nuestros días en el territorio de Iximulew (Guatemala) y del Abya Yala. La nueva realidad que se avecina será de grandes movilizaciones sociales de los pueblos en contra de sus opresores, será para pedir cuentas a los corruptos e impunes sobre sus acciones en contra del pueblo, como también será una reafirmación a la necesidad de cambios sociales, será también la aurora que anuncia la libertad y el bienestar como utopía de los seres humanos, los Estados coloniales capitalistas están diseñados para mantener el estatus quo de los grupos dominantes, en nuestro caso es un Estado que solo ha servido para socializar los costos económicos de la crisis para que los corruptos y la oligarquía militar privatice esas grandes ganancias que generan la crisis.

Es importante decir, que nuestros pueblos desde el momento de la invasión siempre han estado en rebelión en contra de sus opresores, porque jamás se han resignado en la lucha por sus legítimos derechos y en este caminar del tiempo nos hemos encontrando con otros sectores sociales solo para mencionar algunos, los movimientos campesinos, movimientos de mujeres, juventudes, estudiantiles, sectores democráticos, autoridades ancestrales, movimientos de guías espirituales del pueblo mayab’, religiosos de diferentes expresiones espirituales que han hecho de la creencia espiritual un espacio de reflexión y de denuncia de las injusticias, acciones que se articulan con las demandas de los pueblos indígenas y de las y los trabajadores cuestionando al mismo sistema capitalista. Por eso nos movilizamos para manifestar nuestra inconformidad y rechazo a este sistema, también hemos elaborado propuestas reivindicando nuestro legítimo derecho a la necesidad de la fundación de un Estado Plurinacional como instrumento político, jurídico y cultural, dicha demanda trasciende lo nacional ya que es un constructo surgido desde los pueblos originarios, antiguos pobladores en el continente del Abya Yala (América Latina), que por principios, por educación y por práctica de nuestra cosmovisión somos seres que anteponemos los derechos de nuestra Madre Tierra, rechazando el expolio que provoca este sistema, que genera violencia en su máxima expresión como la quema del Nim Ajpop, Domingo Choc en el departamento del Petén y la violencia generalizado en todo el país. Que debe ser una responsabilidad del Estado controlarlo y crear una cultura de respeto, de tolerancia para la convivencia pacífica.

La sociedad en general debemos organizarnos exigiendo al Estado, el derecho que tenemos a la salud, la educación, la seguridad, el deporte, el arte y a una buena infraestructura vial y de otras necesidades, evitando la privatización que vienen imponiendo diferentes gobiernos y actuado de forma malinchistas, pues se humilla ante la oligarquía-militar y empresas transnacionales, pero se portan prepotentes y abusivos con los pueblos que los mantienen, el ejemplo claro la actitud del gobernante en su visita a San Juan Comalapa que terminó increpando al K’amalbe, vetando su derecho a manifestar, opinar y disentir con el proyecto neoliberal, el gobernante mostró su carencia y falta de voluntad para entender y practicar la democracia, ya que para él los únicos que pueden disentir en su gestión son el poder económico y militar.

Por eso debemos fortalecer nuestra convicción para que día a día vayamos sembrando nuevas ideas y actitudes de liberación frente al capitalismo, siguiendo la construcción de nuevas sociedades para valorarnos y vernos con ojos descolonizados, construyendo nuevas relaciones humanas alejados del consumismo, del individualismo, del oportunismo, del sectarismo, del Racismo, del Patriarcado y de prácticas coloniales y vayamos anteponiendo los derechos de Nuestra Madre Tierra para que todos los elementos vivos Riq’a Winaq’il (la especie humana) tenga futuro. De lo contrario seguiremos viviendo en la Patria del Criollo, como lo definió el Maestro Severo Martínez Peláez.

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